martes, 10 de mayo de 2011

Escenas peliculeras I

Estaba frente al edificio de pie, agotado y sucio. La masa gris y gigantesca de hormigón se alzaba imponente, inabarcable de un sólo vistazo, ante él. Alrededor sólo el desierto, bañado por la implacable luz del sol, limitando con el cielo en el horizonte. Llevaba varias semanas recorriendo carreteras, montañas y desiertos para llegar hasta ahí. El coche que le había traído, lleno de arañazos, golpes y agujeros de bala, aún humeaba tras él. El camino no había sido fácil, como también atestiguaban las múltiples heridas y rasguños en su piel. Pese a todo, sabía que lo verdaderamente jodido empezaría ahora. Sacó su fusil, le quitó el seguro y empezó a caminar hacia la entrada, dispuesto a no volver a ver el sol nunca más.

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