martes, 29 de marzo de 2011

Infalibilidad

Debido a unas circunstancias que puede que algún día cuente por aquí, me vi, hace unos años, en la necesidad de someterme a una operación de cirugía estética de cierta envergadura. Estamos hablando de una operación de más de 6 horas y que me dejaría algo más de un metro de cicatrices en el cuerpo, vamos, que no era moco de pavo. En sí era una operación fácil y si era tan "larga" o "compleja" es más por que era la suma de varias operaciones pequeñas (al menos tres) hechas simultáneamente.

Lo bueno, es que esta operación no era urgente y por lo tanto me pude permitir el lujo de buscar tranquilamente la opción que más me conviniera. Cabe destacar que la seguridad social no cubría esta operación, o no al menos tal y como yo quería que se llevara a cabo. En pocas palabras, querían hacer por separado cada una de las operaciones pequeñas con esperas de casi un año entre una y otra. Por lo que tuve que buscar en el sector privado.

Pedí opinión y presupuesto en tres de las clínicas de más prestigio de la ciudad y en Corporación Dermoestética. Dejando de lado el tema de los precios, que en los 4 casos eran muy similares, lo que me llamó mucho la atención es que ninguna de las cuatro opciones que me ofrecieron cuatro doctores/as distintos eran siquiera parecidas.

Vale que no és una operación muy común, pero uno espera que un grupo de gente que dedica muchos años a formarse, con muchos años de experiencia, sea capaz de encontrar la "mejor solución posible" y no las cuatro "mejores soluciones posibles".

Yo tenía una fe casi religiosa en la profesión médica y eso, para alguien que es ateo como yo, es mucho. No es que después de esto haya dejado de confiar en los médicos, pero esta experiencia me ha hecho ver que ellos también son personas, que nadie es perfecto y ni mucho menos infalible.

Al final, de las cuatro opciones descarté dos directamente y dudaba entre las otras dos. Eran de precio similar, en clínicas de similar prestigio y ambas doctoras me ofrecián una solución que me gustaba. Al final me decidí por la doctora que no llevaba una "Power Balance" en su muñeca. En serio. Lo jodido fue que cuando ya estaba todo decidido y medio pagado, en la entrevista con el anestesista previa a la operación, vi que éste también llevaba la maldita pulsera!

Una muestra más de lo "humanos" que son los médicos. Y éstos tienen la carrera de medicina, no como la ministra de su gremio!

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